miércoles, 16 de julio de 2008

Resurrección


Estaba en el Cordon Blue tomándome unas cervezas con unos amigos. En eso llega la amiga de una de ellos y se sienta con nosotros. No puedo dejar de observarla; me encanta su mirada. Al terminar la velada le pido el teléfono y la llamo al día siguiente para tomarnos un café. Fue el inicio de una larga serie de salidas que, sobretodo, eran conversaciones. Me dijo que nunca había conocido a alguien como yo (¡tan halagadora ella!). Me sorprendió que me contara con tanta naturalidad que había trabajado en El Angelus; más me asombro que a mí ya no solo me gustaba su mirada, sino también su sonrisa y su cuerpo. Empezamos a salir, pero nunca teníamos sexo. Comencé a sospechar que algo andaba mal cuando, después de las citas iniciales, nunca dejó que la llevara a un motel. Una noche no nos vimos y yo terminé con mis amigos en el Cordon Blue. De regreso a mi casa, bajando por la Av. Casanova, la vi parada en una esquina, pintarrajeada y con poca ropa. Ahí mismo la llamé a su celular y le dije que no quería verla más. Cuando me preguntó por qué le dije que mirara tres carros más arriba. Se le cayó la cartera del asombro. Corrió hasta mí y se montó en el auto. Grité, hablamos, lloramos y terminamos besándonos. Ya conocía su secreto. Me dijo que buscaría otro trabajo y acordamos seguir conociéndonos. Como pasaba el tiempo y aún no teníamos sexo, sospeché que todo seguía igual. Así empezaron mis rondas nocturnas por la Avenida Casanova. Llegaba hasta el Centro Lido y me devolvía. En Plaza Venezuela hacía lo mismo. La vi siempre en la misma esquina. Cuando eso pasaba, todo se ponía en cámara lenta, yo apretaba con rabia el volante y seguía de largo. Después cuando nos veíamos, al final de las tardes, tanteaba con sutileza el tema del trabajo. Me respondía que seguía buscando. Nada de sexo todavía. Ya no solo mi amor crecía; también mi deseo. Yo me decía que nunca la había visto irse con alguien y que conmigo seguía siendo muy especial. Pero no aguantaba los celos, de manera que para una de mis rondas fui en un carro prestado, usando gorra, lentes y un sobretodo. Me paré en frente de su esquina. Cuando ella se acercó a la ventana su mirada era otra. Sonreía pícaramente y agitaba sus hombros para atraerme con el movimiento de sus tetas. No me reconoció. Yo no pude seguir con la trampa. Ni siquiera pude hablarle. Salí corriendo. Cuando nos vimos de nuevo, al día siguiente, le propuse matrimonio. Le dije que nos fueramos a vivir al interior. Desde allí todo cambió. Nuestras salidas se conviertieron en discusiones y sus halagos en insultos. Yo seguía mis rondas, ahora bajando la velocidad al llegar a su esquina, para tratar de adivinar, por el movimiento de sus labios, qué le decía a los carros que se paraban frente a ella. Voy en mi última ronda. En el asiento del copiloto tengo un bate de madera.

Abro los ojos y me siento acelerado. Mi corazón late como si quisiera salirse por mi boca. Allí me doy cuenta que todo ha sido un sueño. Apago la alarma del despertador y me acomodo la cobija porque tengo frío. Bostezo, me estiro y ya estoy más calmado. Miro a mi alrededor y pienso que acá todo es tan distinto. En el techo está la rejilla que en invierno bota calefacción y, desde hace una semana, aire acondicionado. Las paredes están recién pintadas de un color neutro y las puertas y la persianas de blanco. Es la habitación de un apartamento convencional, pero me siento, casi, como si fuera la de un hotel tres estrellas. ¿Cuánto hará hoy? Espero que no más de 20 grados. La gente acá agradece esa temperatura pero yo, la verdad, estoy harto del calor. Me encanta ponerme suéteres y chaquetas. Termino de desperezarme. Me levanto y, como todos los días, doy gracias a la vida por estar en Canadá.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El Cordon Bleu, el impecable e histórico “Goldon blu” de la decadencia caraqueña. Cuantas historias…
Bienvenido tu nuevo blog perverso-polimorfo (ex el menta). ¿Qué pasó con el anterior? ¿Te cansaste del tema? ¿Te cansaste de la plataforma del El País?

Un gran abrazo de El Club Vathek

cR dijo...

Gracias! Si me canse de la manera en la que lo enfocaba. Quise dar un cambio e ir avanzando en mi duelo por la Venezuela que nunca existió y que, de acuerdo a las nuevas acciones del máximo líder, nunca existirá.

Un abrazo.