lunes, 27 de octubre de 2008

La nostalgia de cuando eramos monos con hojillas

(va sin acentos)

Cuando eramos adolescentes, a mis amigos y a mi nos daba por pensar, como a todo adolescente, que eramos capaces de muchas cosas. La mayoria de ellas absurdas y ridiculamente imposibles, como hacer un pais paralelo. Las que no eran imposibles, pero si ridiculas y absurdas, las hicimos, y mas de una vez (como caminar por la autopista Francisco Fajardo o vestirnos con ropa de epoca esperando ser "trendies").

Tambien exploramos el mundo de las profesiones, cortandonos el cabello unos a otros (con alguna de nuestras hermanas arreglando nuestros entuertos), intentando cambiar una poceta con nuestras propias manos (y teniendole que pagar el triple a un plomero para que accediera a continuar un trabajo malhecho). Ah! tambien destrozamos una buena cantidad de franelas porque pensabamos que la serigrafia era cosa de nignos.

En pocas oportunidades hicimos cosas mas normales, como romper el silencio con nuestros instrumentos y las ganas, adolescentes por supuesto, de hacer nuestra propia banda de musica. Pero hubo momentos paroxisticos en los que, por ejemplo, yo pensaba que podia sacarme las amigdalas con un cuchara de servir helados que estuviese bien afilada, siempre y cuando resolviera el problema de la anestesia a punta de alcohol.

Por eso hoy al encontrarme esta imagen, no puedo menos que agradecer no habermela topado en aquel entonces.


Al menos en mi caso, la adolescencia fue un mal que se me quito con el curso de los agnos.

jueves, 23 de octubre de 2008

TRANSUSTANCIACIÓN


(Nota preliminar: este cuento, con dedicatoria y todo, vino a mí en un solo jalón. Así que, aunque me gusta pensar que estoy asumiendo una visión anarquista del lenguaje, donde el discurso se entiende como un segmento -arbitrario- en la cadena infinita del lenguaje y, por tanto, susceptible de ser modificado en sus límites y posibilidades, no me siento "autor" del mismo. Al menos no en el sentido de un "yo" que produce algo "conscientemente". El cuento es una especie de acertijo que me interroga y con el que me encuentro entrelazado.)


TRANSUSTANCIACIÓN

A Efren y Humberto

La piscina se veía particularmente cálida. El azul del agua me recordó las playas paradisíacas del Caribe. Su borde se agitaba ligeramente reflejando la luz en todas las direcciones. Tuve que detenerme a disfrutar de los colores, ignorando el olor a cloro que, definitivamente, desviaba mis recuerdos en otra dirección. A diferencia de otros días, no me lance desde el trampolín sino que bajé, lentamente, por la escalera lateral. Un escalofrió recorrió mi cuerpo y tuve el presentimiento de que en esta oportunidad todo sería distinto.

Así fue. Comencé a calentar nadando de pecho. A los veinticinco metros tuve un pensamiento extraño. Yo era quien daba las brazadas, pero me parecía que la acción la ejercía el agua, acariciándome. Esta idea se apoder
ó de mí y, como por arte de magia, un gran placer me invadió de inmediato. Ahora nadaba envuelto en miles de gotas complacientes que se agrupaban para excitarme deslizándose por mi piel. La vuelta a los cincuenta metros fue un conglomerado de sensaciones indescriptibles. Ahora me concentraba en ir lo mas lento que me era posible y disfrutar de ese masaje tan seductor.

Llegando a los setenticinco metros y cargado de voluptuosidad, vino a mi otro discernimiento. La piel es un borde que me separa del mundo, pero solo en su lado interno. En lo que ser
ía mi lado externo es, por encima de todo, lo que separa al resto del universo de mi cuerpo. Saber esto me hizo sentir uno con la piscina y con el mundo. Ya no nadaba, era parte de un vaivén sensorial que me desbordaba. Fue allí cuando vino la convicción de que yo era "el falo de Dios" y que el agua, en realidad, eran sus manos que lo frotaban. Mis brazos y piernas yendo y viniendo quedaron opacadas por esas manos que me agarraban. La intuición de Dios masturbándose fue una luz enceguecedora que me hizo perder la noción del tiempo y de mí mismo; ya no sabía donde estaba y no me importaba.

Justo antes del momento cumbre pude vislumbrar, de manera borrosa, al salvavidas que insist
ía en pegar su boca a la mía. Como pude lo alejé y escupí un gran chorro de agua. Hubo un alivio indescriptible y no supe mas hasta que desperté en el cuarto de primeros auxilios del centro deportivo. Algo me decía que no comentara lo ocurrido. Así que, aturdido, salí del lugar diciendo que no necesitaba compañía para ir a casa y que luego haría el chequeo médico que, según ellos, era muy importante. Ha pasado un tiempo desde entonces y hay algo en mi pecho y en mi mente que pide a gritos salir al mundo. Era lo que me hubiese gustado decirle a aquel salvavidas impertinente. Ahora se que es un mensaje mas profundo. Acá lo dejo por si alguien más ha sido tocado como yo y no ha podido, aún, poner en palabras su experiencia. Como todas las grandes verdades, viene en un enunciado sencillo: la semilla de Dios no puede ser acaparada.

miércoles, 22 de octubre de 2008

A lovely kinky sunday afternoon


Sí, estoy tan aburrido como el personaje de El Club de la Pelea. Es la única explicación que encuentro para pasar la tarde del domingo en un taller cuyo objetivo es introducir a las personas al kinky world. Bueno, tan poco ha sido de gratis; fue 50% curiosidad y 50% parte de mi trabajo. Ya escribiré sobre esto en otra oportunidad. La curiosidad me hacía pensar que llegaría y me encontraría con gente tan variopinta como la del taller de meditación. Me equivoqué. Resulto ser un grupo muy variado, eso sí, pero aparentemente de personas muy centradas; hombres y mujeres de todas las edades (mas de 19) y orientaciones sexuales, convocados por su afición al sexo no convencional, "perverso" o kinky.

La tarde comenzó con una sesión sobre comunicación. Al mejor estilo de los talleres de crecimiento personal, una dominatrix -especie de morticia contemporánea- nos explicaba los conceptos y alternaba ejercicios prácticos para que: a) identificáramos nuestras fantasías, deseos y necesidades; b) supiéramos articularlas para transmitírselas a las posibles personas que nos asistirían y c) pudiéramos negociar su planificación y puesta en escena. "Así que ya saben" decía, "si una de sus parejas quiere secuestrarlos durante la semana vestido de payaso, de lo que se trata no es de despacharlo groseramente sino de ver la posibilidades, quizás estipulando un periodo donde ustedes estarían dispuestos a dejarse secuestrar. Igual pueden decirle que no, pero siempre siendo corteses y dejando abierta la posibilidad de interactuar en el futuro. Recuerden, pueden necesitarlo para alguna de sus fantasías".

Sabias palabras la de Madame Pain, que me mostraban que, al menos en ciertos contextos, es posible hablar de lo que sea, literalmente, y que, de verdad, el sexo puede ser cualquier cosa, hasta un performance donde a alguien le excita ser un payaso abductor. También aprendí que, quizás, es mas fácil negociar cosas como "te pido que, por mi peso, no me dejes de rodillas mucho tiempo" o "no puedes romperme o cortarme porque tengo problemas de coagulación" que el ya casi imposible "quiero compartir mi vida contigo, pero recuerda que somos dos individuos que se unen para llevar una vida placentera y que eso no significa que nos poseemos el uno al otro".

Too much, pensaba yo, hasta que llego la segunda sesión. Un master inicio su presentación conociendo a la audiencia. "A ver, levanten la manos los que han metido la mano... ok... ahora quiero saber a cuantos se las han metido... cuantas veces? de 1 a 5... de 5 a 20, de 20 a 50.... de 50 a 99... mas de 100...". Sí! el taller de fisting for dummies había comenzado. Luego de repasar la anatomía del ano, las recomendaciones de seguridad -la gente puede hasta morir como consecuencia del proceso- y la literatura que podíamos consultar al respecto, pasamos a la parte práctica. Una pareja subió al podio y, efectivamente, mostraron como hacerlo, mientras el facilitador iba comentando y haciendo preguntas a los demostradores.

Los humanos nos caracterizamos por haber refinado y cultivado todas las actividades. No nos lanzamos al río a beber agua sino que inventamos vasos y toda una cultura para darle una nueva forma al hecho de saciar la sed. Ahora que me encuentro la demostración mas humana de lo que es tener sexo -hay que reconocer lo sofisticados que son los kinkies- resulta que no lo aguanto y me voy antes de terminar la sesión. Tema para la reflexión, supongo.

viernes, 17 de octubre de 2008

Satori 1, 2 y 3


1
La semana pasada comencé un taller de Mindfulness Meditation. Como era de esperarse, un taller de este tipo atrae un amplio rango de personas e intereses, desde abuelas aquejadas de dolor crónico, hasta adolescentes desorientados que no saben en cual palo ahorcarse. Dentro de este espectro yo, por supuesto, inmigrante con un duelo a cuestas y esa simpática mujer que hoy dejó al descubierto su locura. Ya la semana pasada la había insinuado, con un sombrero de paja de ala ancha trabado con un palillo de madera a su maraña de pelo gris, a punto de explotar en ese moño tan extraño. Hoy no solo vino con el mismo sombrero, sino con una vara para pastorear ovejas y lentes oscuros. (Mmm... de repente fue pastorcita belga en una vida pasada.) En fin, su atuendo fue lo de menos. Pidió la palabra después del primer ejercicio para agradecernos a todos nosotros, que solo sabíamos de ella que era estrafalaria, su "adelanto" de la semana. Nos explicó con lujo de detalles, presa de una emoción tan incontenible como difícil de creer, que había descubierto, con la meditación, que su "voz espiritual" estaba desconectada de su "voz natural". Su mente, su espíritu y su cuerpo, decía, iban cada uno por su lado, pero gracias a la energía del grupo, ahora se reunían y ella ya no solo se sentía el vehículo de una voz espiritual que no le pertenecía, sino la poseedora de esa maravilla del mas allá. Por supuesto, ahora lloraba, presa de un agradecimiento tan profundo como difícil de creer. Con esa perorata, a mi el mindfulness aproach se me fue al carajo y terminé apegado a mis viejos esquemas de la escuela de psicología: ok, emoción no resonante, histrionismo, ausencia de limites yoicos: Personalidad Borderline. Lenguaje abstracto sin referentes materiales y con fuerte contenido metafísico: hacia el polo psicótico. La facilitadora del grupo le dio las gracias y buena parte de los asistentes la aplaudió. Me gusto mucho la sonrisa que estos aplausos le pusieron en la cara.

2
El problema de haber estudiado psicología, filosofía y ciencias sociales, es que la experiencia inmediata se densifica a tal punto que uno termina envuelto en una vida compleja, compuesta por un entramado de capas -interpretaciones- acerca de lo que está ocurriendo. Este grupo de meditación consiste en pasar dos horas sentados, alternando ejercicios con comentarios sobre lo vivido y, factor desencadenante de mis reflexiones antropológicas, sin recesos para ir al baño o tomar agua. La gente simplemente se para cuando le apetece, saliendo lo mas imperceptiblemente que se puede en un salón abarrotado de gente sentada en silencio. A nadie parece importarle, cada cual esta en lo suyo y, a decir del comentario de mi amiga la pastora cósmica, les queda muy fácil mantenerse en sus mundos internos. La situación contrasta con otro de los grupos a los que asisto, ya no multicultural sino 100% latino. (Sí, reconozco que me parezco al personaje de El Club de la Pelea.) En este otro, los participantes se la pasan contabilizando el número de salidas de cada quien y peleando para que se apaguen los celulares y la gente se mantenga completamente absorta en lo que sucede en la reunión. "Es una falta de respeto, argumentan". De mas esta decir que pasamos mas tiempo en esto que en el objeto de las reuniones.

No puedo dejar de pensar que el gran problema que va desde el Rio Grande hasta la Patagonia es que no tenemos una idea clara de la individualidad y, especialmente en Venezuela, de lo que es el bien común. Mis compañeros de este otro grupo me muestran constantemente su temor a que los otros sean diferentes, a que se rompa la confluencia, esa simbiosis donde todos son parte de una masa amorfa llamada "nosotros". Quizas el perfecto idiota latinoamericano lo que quiere es que no se rompa esa mistificación, ese nosotros donde, así me parece, nadie es realmente feliz. Incluso lo que aprendí en la universidad acerca del "individualismo radical", luce tan desfasado de lo que se vive por estos lados; precisamente por este individualismo, es que acá se crean comunidades donde cada uno encuentra su lugar y lo que necesita, o al menos un aproximado. No conozco ninguna ciudad latinoamericana donde uno pueda ver, siquiera, un indicio de respeto a las necesidades individuales. Todos juntos, todos juntos a la mierda.

3
Guau! Nunca lo había visto tan claro! Esta vaina de la Mindfulness Meditation es mejor que cualquier droga; same trip, no crash. La semana pasada no fue gran cosa, pero nos pusieron como tarea practicar durante la semana y elegir una actividad para realizarla in a mindfulness way. (Como se traducira mindfulness?). Ahora nado de esta manera y ya no me interesa romper ninguna marca; solo me concentro en las sensaciones de mis brazos al moverse, de los abdominales contraidos, del cuello cuando se tuerce; siento las piernas, que a veces se mueven desde el estómago pero a veces solo desde las rodillas o los pies; veo como mi mirada se sumerge, veo el borde que separa el aire del agua, las burbujas... La piscina se ha transformado en un universo con, al menos, dos universos dentro, mi cuerpo y un observador que contempla a esa conciencia imbuida dentro de ese cuerpo. Ademas de esto, de la "practica informal", tengo mis momentos "formales"; tiendo mi esterilla de yoga, me conecto a los lentes y los audifonos (Sí Juan Ignacio, por fin tengo mi propio Centro Mega Mental portatil!) y paso una hora diaria meditando. No es raro entonces que, durante la sesión de hoy, comprendiera cual es "el patrón aprendido por mi mente", siguiendo el lenguaje de la facilitadora: mi cuerpo se detiene, respiro lento y profundo; me siento como un río calmo. A la vez observo como mi mente salta; brinca al pasado y aparecen los recuerdos, brinca al futuro y surgen los planes y las listas de cosas por hacer. Pero no solo eso, tambien brinca a la fantasía y entonces emergen visiones imposibles y mundos paralelos. Lo "entiendo" todo: intento controlar el futuro, aparece la ansiedad; el futuro deviene presente, pero no como lo espero, entonces aparece la rabia; el presente deviene pasado y entonces termino aferrado a que las cosas no se dieron como las esperaba; la rabia se transforma en tristeza. Mi duelo se mantiene por el apego a esos recuerdos acerca de lo que se dio de otra manera. Todo queda sintetizado en una imagen. Soy un sable de luz, pero en el extremo superior la energia se expande, es mi mente desperdigada hacia un lado, hacia el otro y hacia arriba. Soy el espectador que se lamenta porque su película no es como ha sido planeada. Asi soy, por ahora, que desperdicio.

Pastorcita, quiero decirte dos cosas. Primero, disculpame por juzgarte; segundo, no estamos locos, solo somos planetarios.

jueves, 9 de octubre de 2008