domingo, 14 de junio de 2009

DESPERTAR

Salta sobre nosotros como charco de lluvia en calle caraqueña
Embadurna la cara, mancha la ropa, chorrea por nuestros brazos y hace que nuestros dedos goteen
Nos sacudimos y usamos las manos para limpiarnos la cara
Como siempre, ha sido la imprudencia o el abuso de otro
El abuso del otro
Nuestro intento por mantener la compostura complica el desenlace
La viscosidad se riega, entra en los ojos y arde, la lengua la prueba y su sabor metalico asusta
Roja, rojita
Sangre.

miércoles, 28 de enero de 2009

Génesis

Los cuerpos humanos fueron hechos para acoplarse

Por eso se mueven y se desplazan

Tanteando el aire para que cada curva encuentre su convexo

Cualquiera puede verificar este hecho

Solo hace falta cerrar los ojos

Así se escuchan los sonidos de las pieles

Ellas vibran en una frecuencia magnética

Que transforma el aire en un océano de deseo

Cada vez que salgo a la calle me sumerjo

Estoy ciego

Bailando la música de la creación

Entonces descubro que son ingenuos los que piensan en términos del llamado de la carne

Pues en esta orgía solo hay espíritu

Tomo aire para seguir descendiendo

Para que Dios me revele su secreto

Es en un abismo que encuentro sus dominios

Lo veo agachado

En sus manos ha tomado un poco del subsuelo marino

Chorrea entre sus dedos y entonces

Una ráfaga de fuego cruza mi cuerpo

El lo nota y sonríe

Y empieza su laborioso trabajo:


Moldea

Acaricia

Sopla


Primero el vaivén cíclico de sus manos

Que permite al lodo convertirse en barro

Es así como comienzan las ondas

Que los cuerpos surgen cargados

La figura ya tiene consistencia

Se dibujan los contornos

Y descubro que la esencia son aromas condensados

Mi boca se hace agua

Mis células brillan

Dios parece excitado

El toque final lo da con las yemas de sus dedos

Con amor infinito van puliendo

Temblando

Se detienen súbitamente

Un suspiro aterrador llega al centro del universo

El primer hombre ha sido creado

Abro los ojos

Estoy manchado

Todo a mi alrededor parece perfecto.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Un momento cuchi, a la altura de la navidad


Luego les pongo otro texto. Por ahora, que las imágenes hablen por si solas; tarde de domingo y una pobre ardillita necesita contacto y alimento. Pobre ardillita, tan sola y tan necesitada de afecto. En eso se encontró a una ardilla, y le tomó fotos.

viernes, 19 de diciembre de 2008

martes, 18 de noviembre de 2008

Escupitajos de un pescado que vuela


(sin acentos, porque los acentos duelen)

Quisiera olvidar
Quisiera que mi historia fuese mas ligera
Pero es tan densa que le cuesta volverse palabras
Asi que brota desde lo mas hondo
Como un denso petroleo que intenta salir por mis poros

Los medicos, en su infinita sabiduria,
Intentan diluirlo con Paroxetina
Diez miligramos
Veinte
Treinta
Cuarenta
Cincuenta
La escalera desciende y el petroleo no sale
Antes bien, se acumula debajo de la piel
Y yo me hincho convirtiendome en un arandano

Mi piel se estira a punto de romperse
Y yo pienso que por fin es el momento indicado
Primero camino
Luego corro hasta que siento que ruedo
Solo termino siendo un arandano exhausto

A veces reconsidero la opcion de la ciencia
Y grito frente a los hospitales
"Saquenme este petroleooooooooooo!"
Lo hago apretando la cara lo mas fuerte que puedo
Pierdo las fuerzas, me caigo al piso
Me retuerzo
Solo lagrimas, nada de petroleo

Las enfermeras son mis amigas
En esos casos me inyectan una esperanza que me duerme por algunas horas
Entonces puedo sognar que soy un pescado que vuela
(esa letra tambien duele)
Despierto
Vomito
Por que no sale el petroleo?

Ahora tengo un cuchillo afilado
Estoy buscando la forma correcta de usarlo
Porque no quiero perder tiempo con sangre
Todas las magnanas le hablo
(cogno, la letra que duele)
El tiene la clave
Lo intuyo
Lo siento junto al petroleo

El tiempo dira
Lo que los medicos
En su infinita sabiduria
No han podido decirme.

lunes, 27 de octubre de 2008

La nostalgia de cuando eramos monos con hojillas

(va sin acentos)

Cuando eramos adolescentes, a mis amigos y a mi nos daba por pensar, como a todo adolescente, que eramos capaces de muchas cosas. La mayoria de ellas absurdas y ridiculamente imposibles, como hacer un pais paralelo. Las que no eran imposibles, pero si ridiculas y absurdas, las hicimos, y mas de una vez (como caminar por la autopista Francisco Fajardo o vestirnos con ropa de epoca esperando ser "trendies").

Tambien exploramos el mundo de las profesiones, cortandonos el cabello unos a otros (con alguna de nuestras hermanas arreglando nuestros entuertos), intentando cambiar una poceta con nuestras propias manos (y teniendole que pagar el triple a un plomero para que accediera a continuar un trabajo malhecho). Ah! tambien destrozamos una buena cantidad de franelas porque pensabamos que la serigrafia era cosa de nignos.

En pocas oportunidades hicimos cosas mas normales, como romper el silencio con nuestros instrumentos y las ganas, adolescentes por supuesto, de hacer nuestra propia banda de musica. Pero hubo momentos paroxisticos en los que, por ejemplo, yo pensaba que podia sacarme las amigdalas con un cuchara de servir helados que estuviese bien afilada, siempre y cuando resolviera el problema de la anestesia a punta de alcohol.

Por eso hoy al encontrarme esta imagen, no puedo menos que agradecer no habermela topado en aquel entonces.


Al menos en mi caso, la adolescencia fue un mal que se me quito con el curso de los agnos.

jueves, 23 de octubre de 2008

TRANSUSTANCIACIÓN


(Nota preliminar: este cuento, con dedicatoria y todo, vino a mí en un solo jalón. Así que, aunque me gusta pensar que estoy asumiendo una visión anarquista del lenguaje, donde el discurso se entiende como un segmento -arbitrario- en la cadena infinita del lenguaje y, por tanto, susceptible de ser modificado en sus límites y posibilidades, no me siento "autor" del mismo. Al menos no en el sentido de un "yo" que produce algo "conscientemente". El cuento es una especie de acertijo que me interroga y con el que me encuentro entrelazado.)


TRANSUSTANCIACIÓN

A Efren y Humberto

La piscina se veía particularmente cálida. El azul del agua me recordó las playas paradisíacas del Caribe. Su borde se agitaba ligeramente reflejando la luz en todas las direcciones. Tuve que detenerme a disfrutar de los colores, ignorando el olor a cloro que, definitivamente, desviaba mis recuerdos en otra dirección. A diferencia de otros días, no me lance desde el trampolín sino que bajé, lentamente, por la escalera lateral. Un escalofrió recorrió mi cuerpo y tuve el presentimiento de que en esta oportunidad todo sería distinto.

Así fue. Comencé a calentar nadando de pecho. A los veinticinco metros tuve un pensamiento extraño. Yo era quien daba las brazadas, pero me parecía que la acción la ejercía el agua, acariciándome. Esta idea se apoder
ó de mí y, como por arte de magia, un gran placer me invadió de inmediato. Ahora nadaba envuelto en miles de gotas complacientes que se agrupaban para excitarme deslizándose por mi piel. La vuelta a los cincuenta metros fue un conglomerado de sensaciones indescriptibles. Ahora me concentraba en ir lo mas lento que me era posible y disfrutar de ese masaje tan seductor.

Llegando a los setenticinco metros y cargado de voluptuosidad, vino a mi otro discernimiento. La piel es un borde que me separa del mundo, pero solo en su lado interno. En lo que ser
ía mi lado externo es, por encima de todo, lo que separa al resto del universo de mi cuerpo. Saber esto me hizo sentir uno con la piscina y con el mundo. Ya no nadaba, era parte de un vaivén sensorial que me desbordaba. Fue allí cuando vino la convicción de que yo era "el falo de Dios" y que el agua, en realidad, eran sus manos que lo frotaban. Mis brazos y piernas yendo y viniendo quedaron opacadas por esas manos que me agarraban. La intuición de Dios masturbándose fue una luz enceguecedora que me hizo perder la noción del tiempo y de mí mismo; ya no sabía donde estaba y no me importaba.

Justo antes del momento cumbre pude vislumbrar, de manera borrosa, al salvavidas que insist
ía en pegar su boca a la mía. Como pude lo alejé y escupí un gran chorro de agua. Hubo un alivio indescriptible y no supe mas hasta que desperté en el cuarto de primeros auxilios del centro deportivo. Algo me decía que no comentara lo ocurrido. Así que, aturdido, salí del lugar diciendo que no necesitaba compañía para ir a casa y que luego haría el chequeo médico que, según ellos, era muy importante. Ha pasado un tiempo desde entonces y hay algo en mi pecho y en mi mente que pide a gritos salir al mundo. Era lo que me hubiese gustado decirle a aquel salvavidas impertinente. Ahora se que es un mensaje mas profundo. Acá lo dejo por si alguien más ha sido tocado como yo y no ha podido, aún, poner en palabras su experiencia. Como todas las grandes verdades, viene en un enunciado sencillo: la semilla de Dios no puede ser acaparada.